Sin duda uno de los aspectos más característicos de todas las ciudades es su centro histórico. Hermosillo no es la excepción, en especial porque su configuración natural le ha dado una imagen característica: el cerro de
El cerro de ante la época de la colonia tuvo relevancia histórica para el asentamiento y distribución de los diferentes grupos sociales y étnicos que con el paso de los años le dieron paso a la sociedad hermosillense.
La época de la colonia, representó para el territorio que actualmente es Hermosillo un lapso de poco desarrollo económico y urbano, no obstante que tuvo varias categorías con sus diferentes nombres: 1700: Santísima Trinidad del Pitiquín; 1741: Real Presidio de San Pedro de
Alrededor del año 1784, siendo un presidio al cual ya se había agregado un grupo poblacional civil, se decretó un reparto de tierras entre españoles y familias de diferentes etnias: yaquis, pimas y seris. El cerro de
En décadas posteriores al reparto de tierras, las etnias pima y seri, que ya representaban grupos minoritarios, se apartaron del asentamiento: los pimas se fueron diluyendo y los seris ocuparon la costa de Sonora. Es así que la población y el aspecto de la ciudad tomaron un estilo más europeo.
En contraste con otras ciudades que durante la época de la colonia adquirieron un estilo atractivo, Hermosillo tuvo un limitado desarrollo urbano. Hoy día sólo se conserva una construcción de esa época.
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