viernes, 6 de marzo de 2009

El primer cuadro

Sin duda uno de los aspectos más característicos de todas las ciudades es su centro histórico. Hermosillo no es la excepción, en especial porque su configuración natural le ha dado una imagen característica: el cerro de la Campana se ha convertido a lo largo de los siglos en ícono del primer plano de la ciudad.

El cerro de la Campana no sólo ha representado la imagen urbana de Hermosillo. Durante la época de la colonia tuvo relevancia histórica para el asentamiento y distribución de los diferentes grupos sociales y étnicos que con el paso de los años le dieron paso a la sociedad hermosillense.


La época de la colonia, representó para el territorio que actualmente es Hermosillo un lapso de poco desarrollo económico y urbano, no obstante que tuvo varias categorías con sus diferentes nombres: 1700: Santísima Trinidad del Pitiquín; 1741: Real Presidio de San Pedro de la Conquista del Pitíc; 1772: Cuartel y Misión del Pitíc; 1780: Presidio y Villa del Pitíc; finalmente, ya en la época independiente, 1828: Ciudad de Hermosillo.


Alrededor del año 1784, siendo un presidio al cual ya se había agregado un grupo poblacional civil, se decretó un reparto de tierras entre españoles y familias de diferentes etnias: yaquis, pimas y seris. El cerro de la Campana fungió como barrera entre los grupos. En el reparto se le otorgó al sector español una ubicación privilegiada, al norte del cerro y del Río Sonora, pues representaba un área propicia para la agricultura dada la existencia de un sistema de acequias.


En décadas posteriores al reparto de tierras, las etnias pima y seri, que ya representaban grupos minoritarios, se apartaron del asentamiento: los pimas se fueron diluyendo y los seris ocuparon la costa de Sonora. Es así que la población y el aspecto de la ciudad tomaron un estilo más europeo.

En contraste con otras ciudades que durante la época de la colonia adquirieron un estilo atractivo, Hermosillo tuvo un limitado desarrollo urbano. Hoy día sólo se conserva una construcción de esa época.


Barbara Huipe Robles

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