jueves, 19 de marzo de 2009

Mentiras mayores, empiezan con nuestras propias mentiras

¿Cómo no creer en las mentiras mayores de los altos funcionarios si creemos en las mentiras que nosotros mismos nos hemos planteado por años?

Si nos hemos dicho a nosotros mismos que los recursos duraran para siempre. Si nos hemos dicho que la lectura y la educación son irrelevantes. Si domingo a domingo limpiamos nuestra conciencia vaciando los “pecados” en la iglesia para llenarnos de ellos entre semana.

Estoy de acuerdo con Sara Sefchovich, pues vivimos en el país de la mentira pero creo que el país de la mentira lo hacemos todos, no solo nuestros representantes, que sí, en gran parte son responsables. El artículo me parece muy bueno, las comparaciones que utilizan son excelentes para crear la conciencia que se necesita; pero mientras no se presente un cambio desde nosotros todo seguirá igual.

Creo que es importante fomentar desde los más pequeños una verdadera cultura de la honestidad. Donde las la falsedad no sea justificada bajo ninguna circunstancia pero sobre todo para quitarnos, al fin, la venda de los ojos y que los medios y los gobiernos dejen de darnos atole con el dedo, pues no reaccionar ante sus “supuestos” engaños nos hace participes de los mismos. Con “supuestos” me refiero a que todos estamos concientes del cinismo con el que se nos miente, ya que somos los que viven en carne propia la realidad del país de las mentiras, pero por apatía nadie mueve un dedo.

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