¿Cómo no creer en las mentiras mayores de los altos funcionarios si creemos en las mentiras que nosotros mismos nos hemos planteado por años?
Si nos hemos dicho a nosotros mismos que los recursos duraran para siempre. Si nos hemos dicho que la lectura y la educación son irrelevantes. Si domingo a domingo limpiamos nuestra conciencia vaciando los “pecados” en la iglesia para llenarnos de ellos entre semana.
Estoy de acuerdo con Sara Sefchovich, pues vivimos en el país de la mentira pero creo que el país de la mentira lo hacemos todos, no solo nuestros representantes, que sí, en gran parte son responsables. El artículo me parece muy bueno, las comparaciones que utilizan son excelentes para crear la conciencia que se necesita; pero mientras no se presente un cambio desde nosotros todo seguirá igual.
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