jueves, 12 de marzo de 2009

En medio del caos, la urbanización

Para entender la configuración urbana de Hermosillo, es importante poner atención en su gestación como ciudad. A lo largo del siglo XIX Hermosillo atravesó por cambios de diferente índole.

Primeramente, en 1828, dejó la categoría de villa y fue nombrada ciudad, al mismo tiempo obtuvo su actual nombre, Hermosillo. Cabe resaltar que aunque fue considerada ciudad, la actividad económica principal seguía siendo la agricultura y contaba con un nivel de urbanización prácticamente nulo.

Posteriormente del nombramiento de Hermosillo como ciudad se edificaron algunas obras como intento de urbanización, encontramos así: Casino Gran Sociedad, Catedral, Plaza Zaragoza, Teatro Noriega, la remodelación del centro de la ciudad, entre algunas otras. Pero dichas construcciones no fueron suficientes para darle a la capital una verdadera imagen urbana, pues primeramente el estado entero atravesaba por un momento de dificultades, tanto económicas como políticas, además no hubo un verdadero proyecto que sustentara y diera cohesión a las edificaciones antes mencionadas.

Después de muchas décadas de estancamiento, hacia finales del siglo XIX llegó el auge y el crecimiento. A la par del inicio del Porfiriato, Hermosillo inicia una etapa nueva, primeramente porque en 1879 es asignada como capital del estado de Sonora. La dictadura de Díaz es conocida por el progreso económico que represento en general en el país. Para Hermosillo en especial es el momento de mayor crecimiento; a partir de esta época adquiere una imagen urbana con edificaciones que son apreciables hasta nuestros días, como: Instituto Científico y Literario -que finalmente se convirtió en Palacio de Gobierno- , Banco Nacional de México, Banco de Sonora, Capilla del Carmen, Palacio Federal -posteriormente Edificio de correos-, Penitenciaría del Estado, escuela Leona Vicario, Mercado Municipal, ferrocarriles, entre otras.

Hacia el término del Porfiriato, en los primeros años del nuevo siglo, se presenta en esta ciudad capital un crecimiento caótico, donde el territorio duplicó su dimensión. Como era de esperarse, se presentaron problemas demográficos, económicos y culturales pues la expansión no siguió ningún tipo de planeación.

El Porfiriato, famoso por la adopción de un estilo afrancesado, fue la época en que se habla de urbanización en Hermosillo, es por ello que este estilo es el característico de nuestra ciudad capital; a diferencia de otras ciudades de México, que debido a su antigüedad se caracterizan por la predominancia de la arquitectura barroca y posteriormente la construcción de edificaciones pertenecientes también al Porfiriato.



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